Om mig

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Los tanques de papel no recitan poesía

mandag

ñau


(...) Y me miraba tan profundamente que sentía como leía mis pensamientos, como me desnudaba y sabía también cada contracción de mis pulmones. Me sentía pequeña, frágil y menuda frente a el, frente a esa mirada de lobo que quería devorarme en cualquier segundo. Era el, era yo... eramos los dos, yo sabía que mi respiración estaba exaltada, que mis pulmones romperían mi tórax y saldrían disparados, y estaba consciente de lo oscuro que debían estar mis ojos, de lo idiota que me debía ver de esta forma.
Se acerco tan lentamente que lo odié, quería tirarme sobre el y descuartizar su cuerpo mientras la torpeza de la realidad me agobiaba, no podía moverme, casi ni podía pensar y con suerte estaba consciente de todas las cosas que pasaban a mi alrededor (quizás perdí uno o dos detalles). Estuvo casi sobre mi y yo gemí, no sé si fue el miedo o la frustración, pero un pequeño ruido se hizo sentir y me miró, es más nunca dejó de hacerlo, y sentí mi piel tiritar y todo quería salir de mi cuerpo.
¿Es que el amor era así? No estaba tan segura el golpeteo de mi corazón contra mis costillas dificultaba ahora mi torrente de pensamientos, gruñí por lo bajo y solo levantaste la cara para sonreír de lado. Es que no podía sentir otra sensación por el, y aquellos ojos verdes no me ayudaban a pensar. Solo sabía que existías, que estabas frente a mi y quizás no eras tú quien quería comerme, si no era yo la carnívora en cautiverio. Un movimiento certero, amenazador y sentí como mi estomago explotó en sensaciones... Juntaste nuestros labios y robaste la virginidad de estos, te llevaste mi primer beso y con eso un sin fin de sensaciones que crecieron en mi.
Tantas, tantas que estoy segura que voy a recordarte por lo que me quedé de memoria, cuando te alejaste sonreí y fue la sonrisa más pura e estúpida que supe darte.

Esa sonrisa de primeriza, de aquella niñata que tiene su primer amor y que no sabe bajo que piedra esconderse cuando la ataca la vergüenza. Pero no te preocupes, eres tú el dueño de mi corazón y te doy permiso hasta para destruirlo..(...)